Hace unos días hablando sobre la importancia de la meditación un amigo me dijo que no meditaba porque no tenía tiempo y porque le faltaban cosas que consideraba necesarias para hacerlo. Creía que se necesita para meditar mucho más de lo que tenía.
Lo primero que me vino a la cabeza era comenzar a cuestionar su postura, pensar que no quería meditar y que eso era todo. Pero un momento después reflexioné y pensé que si mi amigo no meditaba porque sentía que le faltaban “cosas” es porque alguien le dijo que para meditar se necesitan ciertos elementos que hasta el momento yo desconocía.
Así que sin tantas vueltas pregunté qué necesitaba. Él tenía la imagen de que quien medita tiene que sentarse sobre un cojín en un sitio vacío flanqueado por una escultura de Buda, inciensos, sahumerios, velas y, de ser posible, un cuenco tibetano.
Lo escuché con atención y le dije: “Nada”.
Lo que necesitas para meditar es “nada”. Si puedes respirar y puedes sentir la respiración, por medio de tus oídos o de todos sus sentidos ya tienes todo lo necesario.
Él, anclado en sus ideas, me planteó que sí se necesitaba un sitio vacío, sin distracciones y con un “ambiente propicio”. Y no, tampoco es tan necesario.
Le dije a él lo mismo que te diré a ti que estás comenzando a leer este artículo: no necesitas nada para meditar.
Si puedes cerrar los ojos, sentarte en una silla con la espalda recta y respirar ya es suficiente. Incluso hay personas que por problemas de salud no pueden sentarse y aún así meditan.
Olvídate de las posturas raras. La posición de las piernas cruzadas en Flor de Loto o de Medio Loto se la dejamos a quien quiera y pueda hacerla, pero no son condicionantes.
Cuando alguien te diga que para meditar necesitas aceites, velas, esculturas…, desconfía.
La técnica de la silla
Hay varios aspectos importantes a tener en cuenta a la hora de meditar, pero sin duda uno de los que más nos debería ocupar es la postura corporal.
Ahora que ya sabemos que no necesitamos ni piedras, aceites o velas, deberíamos pensar dónde y cómo nos sentamos.
Mi consejo es que si estás comenzando a meditar lo hagas sentado en una silla.
Sentarse en una silla para meditar hace que pierda toda la idealización y el romanticismo, pero creeme que es el mejor comienzo para estar con más tranquilidad y menos expectativas.
Cuando te sientes trata de poner las caderas tocando el respaldo, pon la espalda recta y las manos sobre las piernas.
Cierra los ojos y respira.
No necesitas nada más.
Respirar
Si respiramos de manera natural hasta cuando dormimos ¿cuál es la diferencia al respirar en meditación?
En sánscrito la palabra Pranayama significa “extensión del prāṇa” o “control de la respiración. Y es cómo en yoga se denomina a las diferentes técnicas de respiración.
No voy a profundizar en ellas porque son muchas pero te lo podría resumir en que se trata de el control y la atención de la respiración.
A la hora de respirar lo que necesitamos no es tanto el control como el prestar atención. Sentados en nuestra silla lo que haremos es prestar atención a nuestra respiración. Nada más.
Tranquilidad
Si bien no necesitas ningún implemento para meditar mi consejo es que lo hagas en un sitio tranquilo.
Los ruidos y las distracciones son muy malos compañeros para meditar por eso te aconsejo que busques un sitio tranquilo para hacerlo.
Muchas veces la tranquilidad está sujeta a un horario más que a una ubicación, por eso trata de encontrar cuál es el que se adapta mejor para ti.
Constancia
Me vais a perdonar pero hay que trabajar. Yo no creo en eso que dicen que es mejor meditar un día que ninguno. Los resultados no los verás el primer día; ni el segundo y ni el tercero.
Es más, te aconsejo que no esperes resultados. Te aconsejo que dejes fluir sin expectativas, como todo en la vida.
Una vez que lleves varios días meditando y hayas creado constancia los beneficios de la meditación aparecerán.
En resumen podríamos decir que necesitas:
- Sentarte en una silla
- Prestar atención a la respiración
- Un lugar tranquilo
- Hacerlo todos los días